jueves, 29 de abril de 2010




El Estado por N. Berdiaeff

La leyenda del Gran Inquisidor nos ofrece una genial dialéctica existencial del eterno atractivo que ejerce el Estado y suministra al anarquismo cristiano la base más sólida, aunque Dostoievski mismo fuese refractario a esta seducción (de la teocracia cristiana). Dad a Cesar lo que es de Cesar, y a Dios lo que es de Dios; estas palabras son generalmente interpretadas en el sentido de una conciliación entre el reino de Cesar y el reino de Dios, en el sentido del apaciguamiento del conflicto entre ambos. Pero la vida del Cristo ha sido justamente ese conflicto llevado a su más alto grado de intensidad. En realidad, el "Reino de Cesar" no ha consentido jamás en reconocer el "Reino de Dios" como un reino autónomo y ha exigido siempre de el servicios, ha tratado siempre de convertirlo en arma. El reino de Cesar toleraba el cristianismo en la medida en que este consentía en adaptarse a el y en servirle. Recompensaba en ese caso sus servicios y su obediencia con toda suerte de privilegios. El perturbador fenómeno que se llama hoy Estado totalitario no es de ningún modo un fenómeno accidental, propio de cierta época, sino que se deriva de la verdadera naturaleza del Estado y del estatismo. El Estado totalitario pretende ser el mismo una iglesia, organizar las almas humanas, gobernarlas, dirigirlas a su antojo, ser el dueño de la conciencia y de los pensamientos de los hombres, sin dejar el menor sitio para la libertad del espíritu, para la esfera del "reino de Dios". Por su naturaleza, el Estado quiere representar un papel de una importancia universal, quiere abarcarlo todo, no compartir con nadie su soberanía. Hay que hacer una distinción entre reino, imperio y Estado. El Estado posee aun un carácter particularista, se da cuenta aun de sus límites, y se reconocen en toda comunidad humana los elementos y las funciones del Estado. Pero, al mismo tiempo, se discierne ya en el Estado una voluntad de potencia, oculta ya el veneno del imperialismo. La expansión del Estado le arrastra hacia el Imperio que tiene ya un carácter, no particularista, sino universalista. Inglaterra es un pequeño reino, pero el Imperio Británico, es un imperio universal. El Santo Imperio de Bizancio y el reino ruso han pretendido igualmente representar un papel universal. La primera, la segunda y la tercera Romas son imperios universales. En realidad, todo emperador consciente de la santidad de su misión y de su titulo es un emperador del Universo. Si el reino trata de llegar a ser imperio, el imperio trata de llegar a ser un imperio universal. . Y si el imperio reino ha estado siempre convencido de su universalidad, no ha sido en razón de su grado de extensión sobre la superficie de la tierra, sino por que estaba fundado en una fe verdadera de carácter universal. El régimen comunista no difiere en nada bajo este aspecto del santo imperio Bizancio o del imperio Moscovita .el estado ha aspirado siempre al totalitarismo. Todos los estados teocráticos han sido totalitarios e igualmente todos los imperios. La republica de Platón es un estado totalitario, absoluto: niega a la persona humana toda independencia y libertad. Ha servido de modelo y de prototipo a la teocracia de la edad media y a los estados totalitarios de nuestros días, incluso el estado comunista. Tenemos que habérnosla aquí con un principio universal, con un principio de una importancia universal.

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